Como siempre cuando las previsiones no lo prevén, de pronto se presenta de impoviso la gran nevada y como de costumbre no estamos preparados para ello. El transporte público dejó de funcionar, el caos circulatorio se adueño de la ciudad.... y por fin volvieron la batallas de bolas de nieve, los muñecos.... Por momentos la Plaza de Anaya, dejó de lado su rutinario ir y venir de estudiantes con carpetas para lanzarse a la batalla campal.
Y nevó y nevó, poco a poco, despacito todo se cubrió de blanco. En esta foto que le he robado a Sara se intuye nuestra querida catedral.
Por lo demás hoy luce el sol, los camiones de limpieza tratan de quitar los restos de hielo, el muñeco que veo desde mi ventaja empieza a derretirse, y todo vuelve a la normalidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario